El drama migratorio se agrava en
Centroamérica, y caso especialmente sangriento es el de los menores en el que se centra este
Enfoque presentado por
Henry Molano y en el que
María Dolores Albiac Murillo, periodista y excorresponsal en Centroamérica y
Alejandro Capuano Tomey, portavoz de la Plataforma Inmigrantes de Madrid analizan las claves de esta crisis humanitaria.
En los últimos 6 meses más de 47.000 menores han sido interceptados en las fronteras de
Estados Unidos, el doble de los registrados de octubre de 2012 a finales de 2013. Las autoridades estadounidenses estiman que entre
60.000 y 80.000 niños de América Central cruzarán irregularmente la frontera este año sin sus padres en un fenómeno que va en aumento. Durante el trayecto estas niñas, niños y jóvenes corren graves peligros y son presa de todo tipo de abusos físicos, psicológicos y hasta sexuales por parte de mafias, grupos violentos y las propias autoridades. Joe Biden ha participado en un encuentro multilateral con los presidentes de Guatemala y de El Salvador y representantes de Honduras y México para abordar el preocupante aumento de niños indocumentados no acompañados que desde Centroamérica llegan a Estados Unidos. La magnitud de la migración ha obligado a convertir tres bases militares en refugios, mientras se repiten las repatriaciones de menores. En los próximos días cientos de niños guatemaltecos va a ser repatriados.
Albiac señala la situación de emergencia de un sistema que "en 2008 estaba adecuado para acoger a 8 mil personas y pero ahora hay 45 mil personas y el Estado no puede gestionarlo" también subraya tres claves del problema: la reforma migratoria pendiente, el paso legal de los niños y niñas por toda Centroamérica y la "responsabilidad" de EE.UU y también de México como zona de paso de migración.
Capuano destaca en plató la hipocresía de EEUU y una reforma migratoria que no llega nunca mientras siguen sin respetarse los derechos de los niños que puede calificarse de "genocidio pasivo" y subraya esta "inmoral violación a los derechos de los niños, el coste en la frontera y los múltiples negocios que se hacen por atrás" . Capuano alerta de una situación que "ha llegado a unos límites que plantean si hablamos de género o "degenero" humano".